Entrevista, 2014

Revista BEDESEME EMAG

¿Cómo te describirías a ti mismo en el tamaño de un Tweet?

Atador

¿Cómo empezaste a interesarte por el Bondage/Shibari?

Un día, mi pareja me dijo: “átame” y ahí empezó todo. Con el tiempo he visto que no me interesa el Bondage en general, solo el Shibari, el modo en que algunos atadores japoneses usan las cuerdas para dar placer a las mujeres y todo lo que hay detrás de ese sencillo acto, la tradición, la técnica y las extrañas sensaciones que no pueden conseguirse de otro modo.

¿Es difícil empezar y avanzar en este tipo de arte?

Empezar es fácil, solo hace falta una cuerda y un/a modelo. Después te das cuenta de que el camino es infinito y que nunca sabrás ni una mínima parte de lo que hay detrás de esos dos elementos tan simples, entonces te relajas y te dedicas a seguir aprendiendo y disfrutando.

Dentro del Bondage hay varias especializaciones. ¿Podrías  indicarnos cuáles son y qué diferencia hay entre unas y otras?

La respuesta a esa pregunta ocuparía una biblioteca completa. No hay especialidades, hay actitudes y cada atador que se haya tomado en serio el aprendizaje es un mundo. Si hay que hacer una diferenciación yo diría que hay dos actitudes: La de quien ata para… es decir, quien utiliza la cuerda como un instrumento más en sus prácticas y la de quien ata para disfrutar del hecho de hacerlo. Los japoneses nos enseñan esa segunda actitud que es la que a mí me interesa.

¿Encontrar modelos para practicar es una tarea sencilla?

Para un atador principiante o con pocas habilidades es muy difícil, las primeras fases de aprendizaje son muy molestas, lo único que puede compensar eso es que manifieste mucho interés y que lo contagie a él/la paciente modelo que tiene que aguantar meses de prácticas. Combinar los ejercicios complicados con algo más sencillo que permita al atador dar un poco de “esa sensación tan agradable” también ayuda a que la modelo vuelva otro día.

¿Cuál es la parte con la que más disfrutas al atar?

En el Shibari solo hay una parte, atar.

¿Qué consejo le darías a alguien que se quiere iniciar?

Es difícil dar un solo consejo porque hay muchas formas posibles de acercarse al Shibari. El principal sería que se documentara primero, pero la información que se puede encontrar está dispersa y muy contaminada, el mejor libro por el que empezar es “The Beauty of Kinbaku” de Master K. En él se entiende perfectamente la historia del Shibari y por qué estamos haciendo esto ahora. Después hay que aprender de un buen profesor, a ser posible japones o lo más directamente relacionado con una escuela japonesa. Y después practicar, practicar, practicar, asumir que nunca vas a saber más que una ínfima parte de lo que es el Shibari y seguir practicando.

¿Cuáles son tus referentes en este tipo de artes y por qué?

He estudiado con varios profesores japoneses o de procedencia japonesa, cada uno de ellos es una referencia importante, Osada Steve nos enseñó a movernos en la escena y, por ser occidental, consiguió trasladar los conceptos básicos a nuestro entendimiento. Hajime Kinoko nos dio su visión a la vez tradicional y contemporánea del Shibari japonés, Con Yukimura Haruki empezamos a entender el concepto “atar para complacer a las mujeres”, la comunicación profunda a través de la cuerda y, sobre todo, la relación del Shibari con la tradición, la caligrafía, las artes marciales. Otonawa demuestra como el Shibari puede estar relacionado con el teatro, con el humor, con el Ikebana.

¿Qué tipo de material es el más aconsejable para evitar daños?

El Shibari se hace con cuerdas de yute. Es una fibra vegetal, muy ligera y segura. Hay quien utiliza cáñamo por el olor, que es más intenso y especial, pero es mucho más difícil de manejar y estéticamente inferior. Se desaconseja totalmente el uso de cuerdas sintéticas, aunque están apareciendo materiales que mimetizan muy bien las fibras naturales, van bien cuando hay problemas de reacciones alérgicas a aquellas. En todo caso, la seguridad no reside en el material, la mejor manera de evitar daños es conocer lo más a fondo posible las técnicas de atado, la anatomía del cuerpo de la modelo, y tus propias limitaciones. Hay dos fases en las que se producen la mayoría de los accidentes: al principio, por desconocimiento y falta de experiencia y al final por excesiva confianza.

¿Cómo se prepara una sesión de Bondage/Shibari?

Es muy sencillo, se sacan las cuerdas de la bolsa, y se espera a que la modelo te mire como diciendo: ya. Por supuesto que antes has pensado, hm, voy a hacer esto y esto, pero una vez has empezado, se olvida todo y siempre sale algo distinto. Hay que dejarse llevar.

¿Por qué crees que resulta erótico inmovilizar o restringir el movimiento?

Hay muchos aspectos agradables, no solo eróticos, en la inmovilización. Para quien lo recibe, cuando todo sale bien, es un estado de abandono que te saca del tiempo y del espacio, el cuerpo interpreta las cuerdas como una agresión y crea una reacción anestésica muy especial. Para quien ata, la sensación de que alguien se entrega a ti se mezcla con la extrema responsabilidad de tener su seguridad en tus manos. Para quien observa la escena, es la estética, la emoción, la habilidad, los momentos casi mágicos que se crean. El erotismo es una ínfima parte de todo lo que sucede en una sesión.

¿Hay que tener unas características especiales para ser atado?

Se pueden dar sensaciones muy intensas con una sola cuerda sin someter a ningún esfuerzo físico a quien lo recibe, pero, si quieres ser una modelo, necesitas saber cosas. Hay una técnica en la modelo para poder recibir la cuerda con intensidad, saber respirar adecuadamente, adaptar tus posiciones en una suspensión y, sobre todo, adaptar tu mente para conseguir el estado adecuado.

¿Qué meta te has planteado en el Bondage/Shibari?

Quedan muchas cosas por hacer, me gustaría conseguir que este trabajo se acepte y se entienda, que se integre con otras disciplinas artísticas, que se exponga y se disfrute en espacios públicos con normalidad, que esté en una galería de arte, creo que falta poco para eso.

¿Algo que no hayas realizado aún entorno a estas artes?

Aún no he estado en Japón. Quiero asistirá las clases de un maestro allí, quiero ver los espectáculos en los clubs de Tokio, no he atado nunca a una mujer japonesa.

¿Disfrutas lo mismo atando a hombres que a mujeres?

No, prefiero trabajar con mujeres.

¿Cuáles son las principales diferencias entre atar a un hombre o a una mujer?

He atado a pocos hombres y de manera muy ocasional, la sensación que tengo es que son más rígidos, como si les costara más dejarse llevar. La densidad del cuerpo de los hombres es mayor y eso dificulta más las suspensiones y las diferencias anatómicas condicionan la estructura del atado, pero la diferencia mayor está en lo emocional, las mujeres se sumergen en un estado más profundo, más sensitivo, aunque es sólo mi experiencia y estoy condicionado por la respuesta a la pregunta anterior.

¿El Shibari es una práctica más espiritual que sexual?

No creo en el concepto “espíritu” me suena a religión y a falsa mística, pero es verdad que el Shibari mueve sentimientos profundos y multiplica las sensaciones más allá de lo sexual, también es muy orgánico y animal, es una mezcla de todo eso.

¿Tiene que ir siempre relacionado el BDSM y Shibari?

No, de hecho, intento con todas mis fuerzas que mi trabajo no se relacione con el BDSM porque de alguna manera se contamina. La confusión de que la modelo ha de ser sumisa, el vocabulario tópico, el ambiente endogámico… no me interesan. Admiro a quien intenta normalizar los comportamientos que se enmarcan en esas siglas y colaboro siempre que puedo para hacerlo, pero queda mucho camino por recorrer, sobre todo en la cultura latina.

¿Qué ambiente es perfecto para realizar un Shibari?

No lo sé, he creado escenas en ambientes muy distintos, la intimidad de tu habitación, en medio de 100 personas en club iluminado por rayos láser, al lado de un grupo de jazz con el saxofonista tocando a 10 cm de la modelo, en una nave abandonada a 5 grados con la modelo tiritando de frio, en una reunión de amigos… el ambiente se crea desde el momento en que despliegas la primera cuerda.

¿Tienes algún proyecto a corto plazo que quieras compartir con nosotros?

Este año está lleno de proyectos. Hay en marcha varias colaboraciones con fotógrafos con los que me gustaría definir un poco más un estilo propio que funcione bien en imágenes estáticas. También están en marcha dos proyectos de cursos, uno abordará el aprendizaje del Shibari desde un punto de vista más abierto, explorando la faceta del contacto, la comunicación, la sensualidad, y otro más avanzado para quienes quieran perfeccionar la técnica y explorar el campo de las suspensiones y la exhibición pública, el lado más estético del Shibari.

¿Algo que añadir?

Agradecer y desear que vuestra revista siga a delante y normalice eso tan complejo que se llama BDSM. Gracias por vuestro interés en el Shibari.

BeDeSeMe test

Un color: Blanco

Una comida: Un cocido en invierno

Un lugar: La meseta en otoño

Un libro: Antifrágil, de  Taleb

Una canción: What If, de Teho Teardo & Blixa Bargeld

Una película: Las fabulosas ensoñaciones del lector imaginante, de Pilar Aldea.

Un sueño: Dedicarme solo al Shibari

Un fetiche: Los olores de cerca

Una manía: Comer, quiero quitarme

Cita favorita: “Muérdeme, no muy fuerte, pero no muy flojo”

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