En la anterior entrega para #encasaconamantis, tras un arriesgado ejercicio de no-definición, dejé pendiente el compromiso de una explicación personal. Es un trabajo imposible definir el shibari pero, tal como decimos en nuestros talleres en Amantis de Gracia, necesitamos un punto de partida para empezar a andar.
Creo que la motivación inicial es el morbo, la idea de atar o ser atado está cargada de un erotismo al principio desconocido que nos lleva a explorar más, y encontramos el shibari, que tiene algo que nos atrae, tan diferente a las burdas escenas de bondage y llegamos al erotismo del shibari japones que nos sumerje n ese japonismo que antes cautivó a los artistas impresionistas, a los fans del manga, a los comedores de sushi.